La gorda
Porque siempre fui la gorda. Y hay gente a quien no le importa, pero a mí si. Y es feo recibir constantemente dicho adjetivo.
Fui gorda en el colegio. Me llamaban gorda. Mi familia. Es cierto que ella era modelo, y me reñía por lo que comía, pero es cierto que era una niña, y no se sabia tanto de alimentación, y yo no soy la más golosa ni más comilona. Pero era la gorda. Mi tía siempre venía y compraba, que yo siempre era la gorda. Aunque no fuese verdad. Parecía que me castigan por ser gorda.
En el instituto, igual. Eso de que al chico le da igual que seas gorda y te va a querer... A míe dejaban siempre por las delgadas. Siempre había otra más delgada y guapa que estaba esperando o introduciéndose en la relación. Y aunque hacía gimnasio, era la gorda. Y gorda para gordos.
En la Universidad, lo mismo. Al principio bien, luego me quedé con el que me llamaba gorda y me cansé, eso y más cosas, y le dejé. Y otros que aceptaban a las grandes y curvies, pues no, yo era la gorda. Y en otros trabajos yo tenía que ser la gorda para tener el puesto, para que las otras no me envidiaran. Incluso algunos hombres que parecían atraerse por mi, volvían a ir con las flacas 5 tallas menos. Daba igual la sensibilización, se hacía, me lo hacían, me lo harán
Luego me miraban mal en el gimnasio. Para algunos, era una gorda. Para algunos profesores, la gorda. Hasta en el aula me llamaban así. Y si iba a restaurantes, también parecía la gorda. Parecía que desde 2014 sólo podía ir al supermercado, y no a tiendas, viajes, fiestas. Yo seguía estudiando. Pero era la gorda. Y no me merecía el amor, ni disfrute en pareja, ni nada... Sólo una gorda. Hasta los de la tele me han ridiculizado. Y algún policía y vigilante. Porque la gorda no se merecía según qué. Y seguía siendo gorda para los gordos aún más gordos que sólo la criticaban.
Y sin embargo, aunque afectiva y socialmente me puede molestar, prefería seguir cuidándome, hacer dieta, no excederme, no usar la cirugía porque no es necesario, formando la cabeza, manteniéndome alejada de las drogas o controlando el champagne que tomo (cuándo, dónde, con quién y cantidad). Y me muevo. Y hasta casi llego a la talla 32. Un día llegaré, sanamente. Me conozco. Pero seré la gorda. Porque siempre soy la gorda
Aunque no sea la gorda.
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