La modelo
Yo estaba gorda, y me sentía gorda. Y puse remedio. Como cada vez que engordo de más.
Pero yo no sabía que me iban a criticar por hacerlo sanamente. Porque cuando me tiraba 3 horas puntualmente en el gimnasio por maratón, alguna excepción o por las máquinas y las charlas, ya era demasiado tiempo de ejercicio. Y pocas veces salía en las fotos, y eso que yo quería, pero... No caí en gracia. Era fea. Era demasiado feliz e infantil. Era demasiado poco sexy. Era una chica. Y lo sigo siendo. Y era imperfecta aunque yo me viese perfecta, estuviese sana, etc
Había crecido con la idea de medidas, y no reniego. Pero yo no sabía que había mujeres a quienes les consienten todo, y siempre las ponen de guapas, de televisión, de extras, de modelos, de perfectas... Y justamente, la mayoría que conozco... Lo siento, son feas. Las veo feas. No son como los modelos más normales de la televisión de los 80 y 90 o principios 2000, es que en Mallorca tienen algunas chicas y hombres que pueden estar gordas, horriblemente anoréxicas porque no son delgadas y se las ve feas de delgadas haciendo dietas tontas, mucho sexo y toma de drogas, y tienen no iOS que las consienten lo que no está escrito. Como aquella que iban a buscar y fumaban porros, con sus poses ridículas, mirándome mal por usar toallitas cuando voy al WC, y que sale en la tele de videos en Inglés (Gilgado o su doble) con el que me decía que no era para mí, y que seguramente, se folla. Porque ella quería degradarme y rebajarme, eso de que alguien tan feo para ella como yo tuviese buena vida, no... Como la mujer de aquel, que cuando vio que era Sexóloga ella tenía que ser siempre más, como si la profesión y conocimientos dependiesen del signo zodiacal o posición social, aunque algunas sexologas se excusan y creen mejores profesionales por estar en pareja y/o casadas, y no...
Vamos, que todos quedaron de modelos y resulta que han viajado, vivido mejor, tienen cosas más caras y se cubren sus adicciones, mientras yo soy la que echaron por tierra, por estudiar y hacer mi vida. Ni las fiestas de Gatsby de los 30, un poco más y me dejan en el convento, con ex novios, y ahora solo falta que me metan en el contenedor de basura porque al negro no le parezco guapa... Algo que parece mi casa por no poder reparar.
Pero a esas señoras gordas que hasta dicene tiras y toman cocaína, en un pedestal. Y a mí, como si fuese un yonkie por no ser tan guapa... Tiene guasa.
No importa. Yo sigo con mi vida, ayer me publicaron y a ver si me dan el trabajo de la clínica o recepción o lo del viernes en sitios cubiertos, o algo que no sea en casa. Aunque está vez, tendré que aceptar.
Al menos hice algunos posados y salí de extra en un anuncio de cine. Y sabes, era tan feliz yo con las cremas y ungüentos, con un sueldo listo, y mi casa, como cuando podía usar internet en los trabajos, o podía ir con vestidos y zapatos, como la gente de mi país, y no vivir en una ciudad campo de graffitis y rebeldes que sólo critican.
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