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La cara de acné

Era horrible. De repente, tras aquellos dos episodios leves, en 2013, noviembre, 31 años, tras esa llamada, el cierre de la empresa que empecé con ilusión, la decepción floreció: bastaron 2 meses para que floreciera el acné nuevamente, debido a mala azucarada alimentación (que no era ni tanto azúcar ni tanto como la gente consume hoy), decepciones amistosas, de opción amorosa, tristeza laboral, humillaciones sociales, desengaño de amistades y ex compañero/as, planes no realizados, falta de apoyo... No alcohol bebía, pero si, use algún maquillaje caducado que decían que no era contraproducente, siéndolo, no hacía gimnasia ni paseos, pero si limpieza diaria básica, y es cierto, había perdido todo el optimismo de 2012, pero no a mí. Pero sí mi belleza, mi silueta, mi cara, mi éxito, mi salario, mi estabilidad... Y dolió. Médicos. Nuevo gimnasio, que no "nuevo", sino el primero al que fui, pero si nuevas amistades, contactos, confesiones, opiniones, visiones, apoyo y, en febrero ...

La gorda

Porque siempre fui la gorda. Y hay gente a quien no le importa, pero a mí si. Y es feo recibir constantemente dicho adjetivo. Fui gorda en el colegio. Me llamaban gorda. Mi familia. Es cierto que ella era modelo, y me reñía por lo que comía, pero es cierto que era una niña, y no se sabia tanto de alimentación, y yo no soy la más golosa ni más comilona. Pero era la gorda. Mi tía siempre venía y compraba, que yo siempre era la gorda. Aunque no fuese verdad. Parecía que me castigan por ser gorda. En el instituto, igual. Eso de que al chico le da igual que seas gorda y te va a querer... A míe dejaban siempre por las delgadas. Siempre había otra más delgada y guapa que estaba esperando o introduciéndose en la relación. Y aunque hacía gimnasio, era la gorda. Y gorda para gordos. En la Universidad, lo mismo. Al principio bien, luego me quedé con el que me llamaba gorda y me cansé, eso y más cosas, y le dejé. Y otros que aceptaban a las grandes y curvies, pues no, yo era la gorda. Y en otros t...

Las joyas

Cuando era pequeña, algunas veces, íbamos a comprar joyas. No viajábamos más que a pueblos, íbamos a restaurantes, pero vivíamos bien: comida y cosas variadas, ropa y coches varios, aunque nada de lo más caro (alguna vez, puntual) con la familia materna. Hasta los 11 años, luego mi abuelo murió de cáncer y con la abuela, y la adolescencia, íbamos menos, pero seguíamos. A mí me gustaba mucho ir a esas tiendas. Era muy bonito poder elegir lo que te gustaba. Y siempre mirábamos que me gustase, fuese calidad de oro y precio asequible. Como era pequeño y único, de mi gusto, lo adoraba. Es cierto, en realidad casi ni me las ponía. Miedo a que robasen, o que eran cosas que usaría de mayor. Ya tenía mi colección, y es cierto que a mis ex parejas nunca les pedí oro, porque para mí era algo de compromiso muy serio, y hasta que yo no viese pedida de mano o amor de verdad a largo plazo, nada. Así que playa era buena opción, también bisutería y acero de piercing. Lamentablemente, cuando fui mayor, ...

Los malos días del gimnasio

Tenían que verme... Yo me sentía muy guapa, limpia, ágil, como nunca me había sentido en mi infancia, y disfrutaba de mis clases. Pero ese clima, cada vez fue peor: quejas, peleas, tonterías, reclamaciones absurdas, poses ridículas, narcisismo, petulancia... Y es verdad, me daba igual aguantarlas. Me parecían tontas y rncreidas todas las que hacían eso, ridículas, quejándose por todo, llevando siempre ropas más caras que las mías, mirándome por encima, creyéndose más guapa y si, todas o casi todas con pareja, citas, y alguien que las veneraba. Había esos chicos que hasta llevaban a alguna hiper venerada como si fuese la diosa de ellos, hasta pedos en las máquinas evitativos, de las que se creían más guapas...  Pero yo iba al gimnasio, a pasarlo bien. Iba a poner mi cuerpo en forma, a divertirme y a la vez, disfrutar. Y es algo que tuve que renunciar puntualmente, pero claro, volveré cuando pueda, a otros. Encontrar personas que siempre critican y luego hablan de belleza siendo de i...

Los trabajos precarios

Y me tocaban trabajos aburridos. Trabajos que no me llenaban. No me pagaban bien. Me explotaron a más no poder. Pero la gente que decía que era quejica, ni ayudaba. Sólo me daban trabajos perecederos, puntuales, poco tiempo. Ofrecían mejores puestos, estabilidad, salarios, condiciones...supuestamente por estudiar más. Pero no. Los gremios y grupos se regalaban los puestos. Cuando me tocaba algo bien, se encargaban de eliminarme o decir que no era apta, siendo mentira. Sólo porque una vez no dijera a un grupo de narcisistas que no trabajan bien no implica que sea yo el 0. Pero así ha sido. Y no es que quisiese ser directora ni subdirectora de una empresa, tesorera o similar: me conformo con puestos en perfumerías, joyerías, tiendas de ropa de chicas especialmente de lujo y lenceria , oficinas (pero no teletrabajo, ni estar pegada solo al pc y más en turnos de noche que si es posible ni los quiero), recepciones de centros especialmente salud y belleza, farmacia lo que más. De trabajadora...

El dinero

Y hoy ya la broma más dmfea es que te llaman diciendo que te han cogido para la plaza que postulaste de Gobierno pero resulta que al final no, entonces, y viendo las fotos que me pasaron, seguramente se la den a chicas así, para que puedan tener relaciones sexuales con los que mandan... Porque ya puedes ganarte tu plaza que vamos, allí solo se quieren poner de club puntual. A ver la otra, esperemos no sea sólo un sueño. Y va te encasillan con pobres y gente de debajo como si por estudiar Sexología fueses fácil, y no. Y no saben. Hasta te ponen de trabajadora sexual o de la monja de turno o en el ambiente que no te gusta, cuando te gustaba la clase media alta. Al menos la de haces unos años. Aunque vayas a sitios cutres algunas veces, o no te lo compres todo de marca. Ni dinero tengo ya. Es cierto, me han puesto de sin estudios, muerta, infectada, discapacitada...sin serlo. Se atribuyen la adicción sexual y no tienen ni conocimiento de lo que es o no. Se ponen a tener hijos bajo efectos...

La modelo

Yo estaba gorda, y me sentía gorda. Y puse remedio. Como cada vez que engordo de más. Pero yo no sabía que me iban a criticar por hacerlo sanamente. Porque cuando me tiraba 3 horas puntualmente en el gimnasio por maratón, alguna excepción o por las máquinas y las charlas, ya era demasiado tiempo de ejercicio. Y pocas veces salía en las fotos, y eso que yo quería, pero... No caí en gracia. Era fea. Era demasiado feliz e infantil. Era demasiado poco sexy. Era una chica. Y lo sigo siendo. Y era imperfecta aunque yo me viese perfecta, estuviese sana, etc Había crecido con la idea de medidas, y no reniego. Pero yo no sabía que había mujeres a quienes les consienten todo, y siempre las ponen de guapas, de televisión, de extras, de modelos, de perfectas... Y justamente, la mayoría que conozco... Lo siento, son feas. Las veo feas. No son como los modelos más normales de la televisión de los 80 y 90 o principios 2000, es que en Mallorca tienen algunas chicas y hombres que pueden estar gordas, h...